domingo, 31 de julio de 2011

Bajo la lluvia

Lloré como nunca lo habia hecho. Estaba destrozada, el alma hecha pedazos y en el suelo. Estaba sentada en mi cama en mi habitación, con el movil entre las manos. Leí por enesima vez el mensaje:
Voy a cojer un avión hacia Miami para no volver más. Mis padres tomaron la decision de mudarnos. Lo siento. Cojeré un taxi a las cuatro de la tarde, enfrente de mi casa, direcion al aeropuerto. Mis padres me esperarán alli.
Adios,
Jack
Se marchaba. Y con él una parte de mí. Ya no le volvería a cojer de la mano para caminar a orillas de la playa, ya no escucharia su risa celestial, ni podría refugiarme en su abrazo de oso. No podría sumergirme en sus ojos color chocolate con pinzaladas verdes. 
Me sequé la cara con la palma de la mano. Miré por la ventana y vi que llovia como si el mundo se fuera a acabar. Para mí si que se iba a acabar. Me levanté para sentarme en el taburete que habia puesto junto a la ventana para ver pasar las nubes en el cielo.
Siempre me habia gustado la lluvia, y su dulce melodia. Cerré los ojos para escucharla. Plic, plic plic.
Abrí los ojos de repente. Miré el reloj. Eran las tres y media.
Rápida como el viento, me puse las vambas de correr, una sudadera y las llaves de casa. No me importaba mojarme. Salí de casa como una exalacion, (cerrando la puerta con llave, por supuesto) y luego corrí como si me persiguiese el diablo por la calle.
A las 15: 45h llegué al fin, tan mojada como si me hubiese tirado a una piscina.
Jack cojía su maleta para entregársela al taxista, que tenia el maletero abierto. Cuando ya estaba a unos metros de Jack, grité su nombre y le abracé, haciendo que se tambaleara.
-Amy!!-dijo sorprendido.
Sin dejarle tiempo de decir nada más, le besé. Primero se quedó petrificado, pero luego me devolvió el beso. Me reí de pura felicidad. Al cabo de un rato, aparté mi cara de la suya y posé mi oreja en su hombro. Él enterró su cara en mi pelo negro y empapado.
-No te vayas-susurré, pero sabía que me había oído.
Desde donde estaba vi que el taxista sonreía, y vi que lo comprendia todo perfectamente. Cojió la maleta del maletero y la dejó en el suelo, cerró el maletero y se dirigió hacia nosotros. Me separé de Jack, y el taxista le dijo:
-Señor, no soy nadie para decir esto, pero opino que debería quedarse aquí. No le haga eso a esta señorita. No os conozco de nada, pero algo me dice que usted no cojerá ese avión. Usted se quedará aquí. De hecho, la maleta ya no está en el maletero. ¿Tiene el movil encima?
Jack dijo que si con la cabeza, sorprendido.
-Pues llame AHORA MISMO a sus padres diciendoles que usted se queda y que no va a ninguna parte.
-Señor sí señor-dijo Jack sonriendo y marcando en el móvil el número de sus padres.
-¿Mamá? Soy Jack. No, no pasa nada. Es sólo que no pienso ir a ninguna parte. He cambiado de opinión.
Se quedó un momento en silencio, y luego contestó, enfadado como nunca lo habia visto:
-¡¿TENGO 18 AÑOS, YA PUEDO DECIDIR EN ALGUNAS COSAS, NO CREES?! Y ahora decido que no me muevo de Londres. Me quedo aquí y punto se acabó.-suspiró, cansado- lo siento por haver gritado, pero esque ya está bien. Tengo una idea. Al final, si que me mudaré...
Me quedé paralizada. ¿Se mudaría?
-...a casa del tío Juan. Sí, ya sabes, el hermano de papá. Vive al lado del instituto con su hijo Dani. ¿Ya le llamas tú? Vale. Lo haré. Gracias, mamá.- y colgó, sonriendo.
Le sonreí y me abrazó como nunca lo había hecho.
-Bueno, señores, yo me tengo que ir-dijo el taxista.-Espero haberles ayudado-y con eso se subió al taxi.
-¡Gracias!-dijimos al mismo tiempo.

Y Jack, una maleta y yo nos quedamos solos bajo la lluvia.



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