Llamada telefónica

Mi teléfono empezó a sonar. Estaba tumbada en mi cama con el ordenador delante de mí. Cogí el teléfono y miré quién era. Ponía "Número desconocido". Acepté la llamada.
-¿Diga?-pregunté.
No me contestaron. Se oía una respiración entrecortada al otro lado de la línea.
-¿Hola? ¿Quién es?-volví a preguntar.

Silencio.
-Responde o cuelgo-dije.
Pasó un segundo. Luego, dos. Cuando ya estaba a punto de colgar, una voz familiar pronunció unas palabras que me dejaron de piedra.
-Te quiero-acto seguido colgaron.
Me quedé mirando mi móvil. Esa voz... sólo podía ser una persona. Mi corazón pareció temblar al recordarle. Todo eso que habíamos vivido y que, un día, se deshizo como nieve al sol. La distancia, la gente que se metía entremedio nos llevo a la separación. Había logrado olvidarle, hasta esa llamada que había vuelto a abrir una cicatriz medianamente cerrada. Sacudí la cabeza. No, pensé, tenía que ser fuerte. No podía dejarme engañar por el pasado.
Miré mi móvil, tirado en mi cama sin hacer. Quise llamarle para volver a escuchar su voz. Quise enviarle un mensaje para volver a saber de él. Quise hacer muchas cosas, pero el miedo y el recuerdo del dolor pasado me lo impidió.
Pero mi corazón me pedía a gritos que probase, que intentase saber qué pasaría si iba más allá de la razón. Que qué pasaría si volvía a desenterrar espíritus del pasado.
Después de una lucha entre cuerpo, mente y corazón logré marcar ese número que tantas veces había marcado tiempo atrás en el móvil.
-¿Sí?-sonó su voz.
De repente, mil dudas me asaltaron. ¿Y si no había sido él? ¿Y si había sido otra persona?
-¿Jack?-logré murmurar.
-¿Cloe?
Silencio. Un, dos tres.
-Yo también, Jack, yo también te quiero.
Acto seguido colgué.